En este informativo conocerás qué es la responsabilidad afectiva y su importancia dentro de los vínculos afectivos.
¿Qué es un vínculo afectivo?
Un vínculo afectivo es el lazo que se crea de manera profunda y duradera que conecta a una persona con otra. Usualmente, es acompañada de una interacción en la que se desarrolla afecto y sucede dentro de la mayoría de las relaciones importantes en la vida de una persona, como: amistades, familiares o pareja.
Entablar vínculos afectivos de manera adecuada es de gran importancia para la estabilidad mental y emocional de todas las personas. Es por ello, la necesidad de construir relaciones sanas y seguras.
¿Qué es la responsabilidad afectiva?
La responsabilidad afectiva es el consenso, cuidado y diálogo sobre sentimientos y emociones que surgen de manera personal como las que se dan entre las distintas relaciones: pareja, familia o amigos. Para ello es necesario mantener escucha activa y validación de emociones entre ambas partes.
Este término implica tener en cuenta el impacto de las acciones dirigidas hacia los demás y pensar de manera conciente si las decisiones pueden generar daño o beneficio antes de que ocurran. El objetivo de la responsabilidad afectiva es construir vínculos más humanos, equitativos, respetuosos y transparentes.
¿Cómo mantener relaciones afectivas sanas?
Puede que no haya una respuesta única para ello, porque dependerá de los acuerdos entre quienes conforman el vínculo para establecer la forma en cómo se manejará la relación. Sin embargo, existen algunas prácticas que pueden ser de apoyo durante la construcción de una relación sana.
- Comunicación asertiva: expresar de manera clara y honesta lo que te molesta, lo que se necesita y se quiere dentro de la relación. Será necesario para prevenir malentendidos y conflictos.
- Establecer acuerdos: independientemente del vínculo, es importante dialogar sobre lo que está permitido y lo que no. Esta negociación puede ser beneficiosa para identificar las necesidades de cada uno.
- Hacer conciencia que un vínculo consta de dos personas: para poder generar responsabilidad afectiva es necesario romper con la idea de que “uno mismo es lo que más importa”. Generar empatía y validación sobre lo que la otra persona siente, comprende que no solo una de las partes puede manejar la relación.
- Tener claro que dentro de toda relación hay conflictos: parte de una dinámica entre dos personas es la presencia de desacuerdos o aspectos en lo que no se coincida en totalidad. Sin embargo, eso no implica tener que desaparecer o ignorar la diversidad de opiniones, porque una relación sana también requiere de respeto.
- Todo acto tiene una consecuencia: es fundamental tener en mente que toda palabra o acción puede causar una reacción en la otra persona, sea negativa o positiva. En caso de provocar un conflicto o equivocarse, hacerse cargo y asumir las posibles consecuencias que puede conllevar.
Nota: la responsabilidad afectiva no implica que no haya errores ni que deben comportarse de cierta forma todo el tiempo. Trata de sobre las buenas prácticas para mantener vínculos o relaciones sanas y duraderas.
Información de apoyo
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