En esta nota podrás encontrar información que puede ser útil para madres, padres o cuidadores que se enfrentan a comportamientos desafiantes por parte de sus hijas e hijos.

Cuando los niños y niñas tienen explosiones emocionales frecuentes, esto podría ser una señal de que aún no han desarrollado las habilidades necesarias para afrontar sentimientos como la frustración, la ansiedad y la ira. Manejar estas emociones intensas de una manera sana y madura requiere una variedad de habilidades.

Otras niñas y niños podrían tener más problemas con establecer límites y seguir reglas. Pueden ser desafiantes, o ignorar las instrucciones o hablar para tratar de librarse de cosas que no son opcionales.

Estrategias que podrían ser efectivas para responder en el momento:

  1. No te rindas: resiste la tentación de terminar con el berrinche de tu hijo/a dándole lo que quiere cuando explote. Ceder le enseña que los berrinches funcionan.
  2. Mantén la calma: las respuestas bruscas o emocionales tienden a intensificar la agresión de un niño/a, ya sea verbal o física. Al mantener la calma, también estás modelando el tipo de comportamiento que quieres ver en tu hijo/a.
  3. Ignora la conducta negativa y elogia la conducta positiva: ignora el mal comportamiento que no tenga mucha importancia, ya que incluso la atención negativa como regañar o decirle al niño que deje de hacerlo puede reforzar sus acciones. En su lugar, brinda elogios de los comportamientos que quieres fomentar.
  4. Usa consecuencias consistentes: tu hijo/a necesita saber cuáles son las consecuencias de los comportamientos negativos, como el tiempo fuera (time out), así como las recompensas por los comportamientos positivos, como el tiempo para usar la tableta o teléfono. Y mostrar consistencia al imponer estas consecuencias todas las veces.
  5. Espera hablar hasta que la crisis haya terminado: No trates de razonar con un niño/a que está molesto. Alienta al niño/a a practicar la negociación cuando ni él o ella ni tú estén molestos.

Prácticas que se pueden adoptar para reforzar el buen comportamiento

  • Ajusta el entorno: trata de manejar los factores del entorno y emocionales que pueden dificultar el control de la conducta de niños/as. Cosas a considerar: hambre, fatiga, ansiedad o distracciones. Cuando es hora de hacer las tareas, por ejemplo, elimina las distracciones, como pantallas y juguetes, ofrece refrigerios, establece un lugar organizado para que los niños/as trabajen y asegúrate de programar algunos descansos.

  • Deja claras las expectativas: tú y tu hija/o deben tener claro lo que se espera de ella o él. Incluso aunque “debiera” saber lo que se espera, definir las expectativas al principio de una tarea ayuda a evitar malentendidos en el futuro.

  • Prepara las transiciones con cuentas regresivas: siempre que sea posible, prepara a los/as niños/as para una transición que se aproxima. Por ejemplo, da un aviso previo de 10 minutos cuando sea hora de venir a cenar o de empezar las tareas. Luego, haz un seguimiento cuando queden 2 minutos. Hacer la transición a la hora indicada es tan importante como emitir la cuenta regresiva.

  • Deja que los niños tengan opciones: a medida que los/as niños/as crecen, es significativo que tengan voz y voto en su propia programación. Ofréceles una elección estructurada: “¿quieres bañarte después de la cena o antes?”. Esto puede ayudarles a sentirse empoderados/as y a autorregularse más.

  • Brinda instrucciones claras y firmes: sé directo con las indicaciones y cuando te encuentres cerca del niño/a, no las grites desde otra habitación. Sé claro, específico y acorde a la edad, brinda instrucciones de una en una y que las explicaciones sean sencillas.

Es importante considerar lo que sucede después de una conducta objetivo, lo ideal es que las consecuencias creen una estructura y ayuden a las niñas y niños a entender la diferencia entre comportamientos aceptables y los inaceptables.

Consecuencias efectivas

  1. Atención positiva hacia las conductas positivas: elogiar al niño/a cuando se les “sorprende siendo buenos/as” los hace más propensos/as a repetir esa buena conducta en el futuro. La atención positiva también es algo bueno para la relación madre/padre-hijo/hija, mejora la autoestima del niño/a y hace que todos los involucrados se sientan bien.
  2. Ignorar activamente: esta medida puede parecer contradictoria, pero los expertos en comportamiento infantil a menudo enseñan que “ignorar activamente” es una estrategia eficaz para el control del comportamiento. Para ignorar activamente, retira deliberadamente tu atención cuando un niño comience a comportarse mal, eventualmente notará que no prestas atención y comenzarán a hacerlo menos. Por supuesto, esta medida debe usarse solo para conductas menores.
  3. Menús de gratificaciones: las gratificaciones son una forma de dar a niños/as una retroalimentación positiva con respecto a las conductas deseadas. Las gratificaciones son más motivadoras cuando los niños/as pueden elegir entre una variedad de cosas deseables: tiempo extra en la tableta o el teléfono, un regalo especial, etc. Las gratificaciones deben estar ligadas a conductas específicas y deben ser entregadas siempre de manera consistente.
  4. Tiempo fuera (time out): los tiempos fuera son una de las consecuencias más efectivas, pero también una de las más difíciles de hacer correctamente. Si deseas conocer más información sobre esta práctica puedes ingresar al siguiente enlace https://bit.ly/3Nfy0EK

Durante la niñez es común la presencia de berrinches o crisis emocionales ocasionales. Sin embargo, cuando los niños/as hacen berrinches con frecuencia, o parece que no pueden controlar su temperamento la mayor parte del tiempo, es posible que esté sucediendo algo más allá que una conducta problemática típica.

A continuación te mostramos algunas señales a las que hay que prestar atención:

  • Cuando la conducta problemática está interfiriendo con su capacidad para hacer amistades o llevarse bien con otros niños o niñas o está causando muchos conflictos en el hogar y alterando la vida familiar.
  • Cuando tu hijo/a siente que no puede controlar su ira, lo que lo hace sentirse mal consigo mismo/a.
  • Cuando su comportamiento está causando problemas en la escuela con sus profesores o sus compañeros/as.
  • Cuando su comportamiento es peligroso para él o ella mismo/a o para los demás.

Si consideras que está resultando muy difícil controlar la situación por tu cuenta, puede ser muy útil buscar apoyo de un profesional especializado en la salud mental infantil. En la atención psicológica pueden realizar una evaluación integral para determinar si el niño/a podría tener un trastorno de salud mental no diagnosticado que esté contribuyendo a sus problemas de comportamiento, o recomendar estrategias o tratamientos específicos que puedan ser útiles.

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Fuentes de consulta: