En este informativo conocerás sobre la sobreprotección hacia niñas, niños y adolescentes y algunas consecuencias que provocan estas prácticas.

Diferencias entre proteger y sobreproteger

Proteger es el acto de prevenir un daño o peligro que se encuentra dirigido hacia las personas significativas alrededor. Dentro del contexto familiar, las niñas, niños y adolescentes merecen sentirse protegidos por sus madres, padres o cuidadores, permitiéndoles así crear un espacio seguro para su desarrollo íntegro.

A medida que los niños y niñas crecen, las madres y padres se convierten en las/os encargadas/os de proporcionar ambientes que permitan la exploración del mundo. Dejar que los niños y niñas experimenten diferentes emociones, desarrolla cierto grado de autonomía y la búsqueda de soluciones efectivas, acompañados de la sensación de tener apoyo y ayuda de su madre, padre o cuidadores cuando se necesite.

Sin embargo, cuando este cuidado se convierte en un control excesivo, se habla de sobreprotección.

La sobreprotección como factor de riesgo para el desarrollo en la niñez

Las prácticas sobre protectoras limitan el pleno desarrollo de manera íntegra, dificultando la adaptación y desenvolvimiento en el mundo que rodea, teniendo como resultado las siguientes consecuencias:

  • Niñas y niños con sentimientos de dependencia.
  • Poco interés y motivación para desarrollar habilidades y experiencias nuevas.
  • Niveles de autoestima baja.
  • Dificultad para tolerar frustraciones.
  • Pocas habilidades e interacción social con pares.
  • Suelen tener altos niveles de estrés ante ciertas situaciones.
  • Muestran sentimientos de insatisfacción por sus logros.
  • Conciben el mundo como algo lleno de peligro.

¿Cómo actúan los padres o cuidadores sobre protectores?

A continuación te mostramos algunas formas en que se manifiesta la sobreprotección:

  • Los padres/madres o cuidadores sobre protectores tienden a limitar la exploración del mundo.
  • Reproducción constante de frases como: “No te metas ahí‟, “No toques eso”.
  • Poca estimulación para que el niño o niña busque alternativas o soluciones por su cuenta.
  • Se les dificulta dejar que los niños y niñas realicen actividades como comer, bañarse o vestirse por cuenta propia.
  • Los padres o cuidadores muestran constante miedo y control, y lo utilizan para “proteger”.

¿Cómo educar sin sobreproteger?

A continuación te compartimos algunas pautas para evitar conductas de sobreprotección:

  • Deja que los niños y niñas puedan enfrentarse a dificultades por cuenta propia, evita resolver de forma inmediata todos sus problemas.
  • Permite la exposición a nuevos entornos sin la presencia constante de un adulto. Esto ayudará a fomentar la creación de nuevos vínculos o relaciones con otros niños/as en su entorno.
  • Deja que asuman tareas acordes a su edad, pequeñas actividades del día a día como guardar sus juguetes, ordenar su habitación o doblar su ropa favorecerán al desarrollo de independencia y sentido de responsabilidad.
  • Permite que experimenten la frustración, es importante enseñar a canalizar las sensaciones poco agradables de cuando algo no nos sale como lo esperábamos y convertir esa situación en una experiencia que permita: identificar errores, resolverlos y aprender de ellos.

Es fundamental indicar que las consecuencias de la sobreprotección no solo se ven alteradas en la niñez, sino que pueden llevar a reproducción de patrones inseguros durante la adultez.

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Fuentes de consulta: