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En este informativo encontrarás información de algunos mitos en relación con el suicidio y qué pasos podrías tomar si alguien conocido o cercano a ti te menciona que tiene un plan para quitarse la vida.

Mitos relacionados con el suicidio

Por muy molesto e incómodo que sea hablar sobre el suicidio, es importante conocer del tema y desaprender algunos mitos que lejos de ayudar, solo promueven la desinformación y evitan que podamos apoyar a alguien que ha considerado el suicidio como una opción.

Quienes hablan de suicidio no tienen la intención de cometerlo. — Falso.

Quienes hablan de suicidio pueden estar pidiendo ayuda o apoyo de esa forma. Algunas personas que contemplan el suicidio como una opción, pueden estarla pasando muy mal por tener una crisis emocional o de salud mental del momento. Expresar sus ideas e intenciones es una forma de pedir ayuda de forma indirecta.

La mayoría de los suicidios suceden repentinamente, sin advertencia previa. — Falso.

La mayoría de los suicidios han tenido señales de advertencia verbal o conductual. Desde luego, algunos suicidios se cometen sin advertencia previa. Pero es importante conocer los signos de advertencia y tenerlos presente.

El suicida está decidido a morir. — Falso.

Por el contrario, los suicidas suelen ser ambivalentes acerca de la vida o la muerte. En muchas ocasiones, hay dudas entre cometer suicidio o no. El acceso al apoyo emocional en el momento adecuado puede prevenir el suicidio.

Quien haya sido suicida alguna vez, nunca dejará de serlo. — Falso.

El mayor riesgo de suicidio suele ser a corto plazo y específico según la situación. Aunque los pensamientos suicidas pueden regresar, no son permanentes, y quien haya tenido pensamientos e intentos suicidas no limita a que la persona pueda llevar después una larga vida.

Solo las personas con problemas de salud mental son suicidas. — Falso.

El comportamiento suicida indica una infelicidad profunda, pero no necesariamente un problema de salud mental. Muchas personas con problemas de salud mental no son afectadas por el comportamiento suicida, y no todas las personas que se quitan la vida tienen un problema de salud mental. Evita asumir.

Hablar del suicidio es una mala idea y puede ser un estímulo para cometerlo. — Falso.

Debido a los prejuicios sobre el suicidio, la mayoría de las personas que contemplan el suicidio no saben con quién hablar. En lugar de fomentar el comportamiento suicida, hablar abiertamente puede dar a una persona otras opciones o tiempo para reflexionar sobre su decisión, previniendo así el suicidio.

Las personas que se suicidan se quieren morir. — Falso.

Por lo general, las personas que intentan suicidarse quieren dejar de sufrir, dejar de vivir la situación en la que se encuentran y para la que en ese momento no ven más opción que la muerte, lo que hace que experimenten sentimientos ambiguos hacia la idea de morirse que nos van a resultar muy útiles a la hora de intervenir.

¿Cómo puedes apoyar?

Estando presente.

Esto podría implicar estar físicamente presente para alguien, hablarle por teléfono cuando tú puedas, o usar cualquier otro medio para mostrar apoyo a la persona en riesgo. En este punto es importante asegurarte de cumplir la forma en que vas a ayudarle. Si no puedes estar físicamente presente, habla con otras personas que puedan también ayudar (solo aquellos/as que estén dispuestos, tengan la capacidad y puedan estar presentes y escuchar sin juzgar).

Manteniendo a la persona segura (hasta donde puedas).

Es importante que averigües algunas cosas para establecer la seguridad inmediata, averiguando si esa persona ya ha hecho algo antes para intentar quitarse la vida. ¿Ya sabe la persona que experimenta pensamientos suicidas cómo se quitaría la vida? ¿Tiene un plan específico y detallado? ¿Cuál es el momento elegido para llevar a cabo el plan? ¿Qué tipo de acceso tiene al método que planificó?

Conocer las respuestas a cada una de estas preguntas diría mucho sobre la gravedad del peligro en que está la persona. Por ejemplo, mientras más sean las medidas y las partes del plan que se hayan puesto en marcha, mayor podría ser la gravedad del riesgo y su capacidad para ejecutar el plan. O bien, si tienen acceso inmediato a armas de fuego y están firmes en su intento de suicidio, entonces podría ser necesario tomar medidas adicionales (como llamar a las autoridades o conducirlos a un departamento de emergencias).

Negociando.

Si se puede establecer una buena comunicación hay que intentar obtener datos que nos ayuden a dirigir la atención hacia posibles dudas y sentimientos ambivalentes sobre la opción de matarse. Trata de ayudarle a hablar de:

  • Las desventajas de morir y las desventajas de vivir.
  • Posibles alternativas y estrategias para enfrentarse a las desventajas de seguir con vida.
  • Razones que fueron importantes en su vida en el pasado y que pueden seguir teniendo sentido.

La conversación fluirá en torno a lo que la persona te vaya contando. Por ejemplo, si te dice que le preocupa lo mal que lo va a pasar su madre si se suicida puedes redirigir la conversación diciendo “¿la quieres mucho?” o si te habla de que ya no tiene ganas de nada o de que ha perdido la capacidad de disfrutar puedes preguntarle por las sensaciones o las actividades que le gustaría recuperar.

Proveyendo/buscando información de profesionales que brindan atención.

Luego de haber estado presente y de asegurarte que la persona está más calmada, puedes compartirle algunas opciones de instituciones que podrían brindarle asistencia psicológica. En caso de que se haya autolesionado, es recomendable buscar opciones de atención médica que puedan asistirle.

Nota:  es importante tomar en cuenta que la última decisión solo depende de la persona.

Nota: si deseas recibir apoyo psicosocial u orientación sobre diferentes opciones de servicios en el país identificados en Cuéntanos, puedes escribirnos por WhatsApp https://wa.me/50377874224, Facebook Messenger o Instagram, todos los días de 7:00 a.m. a 7:00 p.m.

Fuentes de consulta